JUAN
Tenía yo cinco años, recién ascendido a la E.G.B. Era un niño gordito más bien solitario entre tanto extraño. En la guardería debí de perderme las clases de empatía y relaciones sociales, y quizás por eso me costaba hacer amigos. Para mí los demás niños no eran niños, sino seres extraños de compleja personalidad. Animales asilvestrados que gozaban con la humillación ajena, gente competitiva que se sentían héroes por ser el que más corría, el que más chillaba, el que más pegaba. A los pocos días dejaron de llamarme Juan y me bautizaron como "Bellota Gorda". Era perseguido por el patio al ritmo de un cántico compuesto por uno de los mafiosos de la clase: Alfonsito. No es que fuera una gran pieza musical, pero destacaba por su capacidad de síntesis, unido a una melodía pegadiza:
Bellota Gorda,
Cómete la torta.
Bellota Gorda,
Eres una gorda.
ALFONSO GONZÁLEZ ORTIZ (ALFONSITO)
Recuerdo esa melodía. Surgió en mi cabeza como de la nada. La tarde anterior estaba viendo unos dibujos animados en la tele y una ardilla le decía a otra: "Mira qué bellota gorda". Y por alguna razón, en ese momento se me vino a la mente Bellota Gorda....quiero decir.... Juan. Cogí el piano de mi padre y en seguida compuse la melodía. Fue un éxito en el colegio. Gracias a esa popularidad di mi primer beso en la mejilla a una niña.
JUAN
Pero ese mote no llegó a hundirme. Lo acepté como algo natural. Si el recreo duraba media hora, sabía que cinco minutos iban destinados a los insultos. Luego se aburrían y se iban a jugar. Entonces yo aprovechaba y me acercaba a la cantina a comprar regaliz y gusanitos. Mi madre me daba todos los días tres pesetas, y si algún día se le olvidaba, se lo pedía a Sebastián Contreras, el más rico del colegio. Era tan rico como usurero. Recuerdo que el último día de clase en COU, con 17 años, se me acercó y me dijo: "Juan, toma, la factura. Son 960 pesetas, intereses incluidos". ¡Había ido apuntando todo lo que me prestaba desde 1º de E.G.B.! Hoy en día es consejero delegado de un banco muy importante, el más joven consejero delegado de un banco muy importante.
3 comments:
Dios mio, esto me ha recordado a mis tiempos de estudiante y el profesor de religión, que era el cura del pueblo. El tío, como se aburría entre clase y clase, se dedicaba a darle al morapio en la cafetería del centro, y cuando subia a clase llevaba unas curdas de campeonato. Bueno, no viene muy a cuento pero es que me has retrotraido a mi juventud.
Mi niña gordita aun está en la guardería pero cuando llega a casa no deja de cantar "patata, patataaa". Me pregunto si será una cancioncilla dedicada a otra niña gorda. Dios, estoy criando a una monstrua cruel. Prefería que fuese una usurera diminuta, asi en el futuro podría dirigir el fondo monetario internacional, pero eso si, ya me encargaré de recordarle que no lleve tomates en las medias, que quedan fatal. Besos
Ja,ja. Mejor que siga componiendo melodías rimosas, que tiene más futuro que un puesto de mandataria internacional!!
Gracias por el mensaje!!
Yo me acuerdo que le extendí un crédito a mi madre un día que cogió algo de mi hucha y ya ves, no tengo puesto de mando en ningun banco internacional...
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