Wednesday, November 07, 2007

24. La Llegada De Rogelio

El día que Juanito cumplió los nueve años de existencia en su peculiar vida, en el cine de verano proyectaron "Kramer contra Kramer". El niño lloró a moco perdido, quizás por la emotividad de las lacrimógenas escenas, y también un poco por ver representado en Dustin Hoffman al padre que no pudo criarle por su pronto fallecimiento. Al finalizar la proyección, como siempre, Juanito tuvo que apagar las velas de la tarta que hicieron en su honor. Aquel año el cine se llenó, y casi todos se quedaron para saborear la tarta que por fin había dejado de hacer Doña Enriqueta, la mujer del proyeccionista, ya que le habían diagnosticado diabetes y se negaba a cocinar algo que no pudiera comer, cosa que agradecieron todos.
Pero el pequeño Juan llegó cabizbajo a casa. Batalla le preguntó que qué narices le ocurría, pero él no respondió, porque era lo suficientemente mayor como para comprender que no es de cuerdos mantener conversaciones con los perros. Juan nos explica qué le ocurría esa noche.

JUAN
Aquella película me conmocionó. Ver a ese padre tan dispuesto por criar a su hijo a pesar de las adversidades creó en mí un hueco abismal en mi vida interior: necesitaba rellenar el vacío que dejó mi padre. El carácter de mi madre no era suficiente para insuflar en mí ese porcentaje de masculinidad que hacía falta en mi desarrollo como persona. Mi madre no tuvo novios en su viudez; estaba demasiado ocupada en mantener su puesto de number one como tuperwoman como para ir pensando en ligues y mocerías.... Tampoco pensó en mí; no quiso buscar un hombre que ejerciera de padre. Pero esa lloriquera que me entró tras ver Kramer Contra Kramer le hizo darse cuenta de que efectivamente una presencia masculina en mi casa podía ser beneficioso para mí.
CONCHA
Pensé que sí que era verdad que yo no era capaz de transmitir a mi hijo ese toque masculino que mi hijo añoraba. Así que me puse a pensar en candidatos a ocupar ese hueco. Y oiga, ese hombre no tenía por qué ocupar otros huecos, no sé si me entiende.... Podría ser un vecino, un respetable abuelo del parque, ¡incluso el cura! Pero entonces me acordé de Rogelio, mi primo de Cádiz. Hacía muchísimo tiempo que no sabía de él, pero mi tía Angustias me pidió hace años que Rogelio deseaba vivir en Madrid, aunque no tenía ni una mísera peseta, y si le recogíamos en mi casa, le ayudaría a empezar en la capital a la par que daría una compañía masculina a mi hijo.
Así que escribí a mi tía Angustias invitando al primo a ocupar la habitación que estaba vacía. Recordaba al primo como un chico recatado, con aspecto pusilánime, muy poca cosa. Bien pensado, no tenía muy claro que fuese la persona adecuada para completar la educación de mi hijo, pero era el único hombre que conocía con ciertas garantías de que no acabara violándome, así que me arriesgué y me decanté por él.
Fue llamarle y dejarlo él todo para venirse a vivir a Madrid. Dejó incluso a su novia de toda la vida de Cádiz, porque decía que esa chica no iba a ser feliz en la capital, pero.... la verdad era que el auténtico amor de su vida vivía en Madrid, y él estaba dispuesto a hacer todo lo posible por conquistarla, ¡a pesar de que estaba casada con un banquero y tenía cuatro hijos! Pobre iluso.... Pero a mí eso me daba igual, siempre que aportara algún dinero a la casa y se ocupara de parte de la educación de mi hijo. El primer encargo que le hice fue su educación sexual....
JUAN
De repente vino a vivir a casa un tío de casi treinta años, al cual no conocía ni en fotos, y al segundo día de llegar me ve sentado en el sofá de casa mientras veía a los payasos de la tele y me lanza una revista, y me dice: "Toma niño, échale una ojeada y aprenderás todo lo que necesitas sobre el sexo". Era la revista Private, y venía un especial sobre "Garganta Profunda". Con los ojos más abiertos del mundo fui mirando las fotos página a página y al llegar a la 23 mi estómago no pudo más y fui directo al baño a vomitar todo lo que había cenado la noche anterior. Mi madre vio la revista que había causado mi indigestión y esa noche mi tío Rogelio durmió en la Pensión Doña Pepita. Al día siguiente volvió a casa tras suplicar a mi madre durante horas, y bajo promesa de no volver a decir, hablar, comentar, mostrar, hacer, y enseñar nada referido al sexo mientras viviera bajo sus techos. Y así fue.

6 comments:

haujavi said...

Tenía que haber llamado a Dustin Hoffman en vez de a Rogelio, al menos hubiera aprendido a jugar en los casinos :P

civairot said...

Jeje, no me veo yo a Concha elevando sus piernas mientras Dustin le dice: "¿Está intentando seducirme, Señora Fernandez?" jejeje

Saludos Haujavi!!

Anonymous said...

Me había olvidado de pasar por aqui. Está interesantisima esta historia tuya. Desde luego la educación sexual del jovenzuelo va a ser toda una peripecia. Besos

civairot said...

¡Hola Murron! Me alegra saber que sigues leyendo las memorias de Juanito....

Un beso!

Altea said...

Lo confieso....te voy a dejar un comentario sin haber leido nada...que poca vergüenza que tengo! saludo y prometo volver, leer y participar...

Un beso

civairot said...

Hola Rayuela!

Bueno, agradezco el comentario, aunque no hayas leído nada aún.... pero tomo nota de tu promesa de leer el blog más adelante....

Tengo curiosidad por saber cómo llegaste a este blog, porque no me suena tu nick....

Por cierto, me gusta la foto que has puesto de "Olvídate de mí", y también me gusta el aroma del café. De vez en cuando voy a la cocina exclusivamente para abrir el tupperware que contiene el café y hacer un par de inhalaciones. ¿Tendré adicción olorífica al café?

¡Saludos!